No es sólo un problema de confianza, tampoco se ciñe exclusivamente a una crisis en el sector de la construcción o un problema financiero de dimensiones globales. En España además, es un problema de cultura, de mentalidad, de principios. Vamos a retroceder hasta la más tierna infancia de nuestro territorio para atisbar muchos problemas en un futuro que nos harán dudar de esa salida de la crisis tan reforzada que algunos esgrimen. España es uno de los primeros países que sufre el fracaso escolar. Nada menos que el 30% de los jóvenes según el último estudio emitido por la publicación Magisterio. Esto supone que el fenómeno del abandono temprano de la educación afecta ya a 135.000 jóvenes, por cierto, con Castilla-La Mancha por encima de la media nacional. Esto, ¿a qué nos conduce? A una falta de cultura –no ya educativa o de conocimientos- sino de responsabilidad. Esto nos lleva al segundo paso en la evolución, el absentismo laboral. España encabeza la lista europea en este aspecto con un 4,8% según el estudio elaborado por el Grupo Winterman. A primera vista parece poco relevante, aunque ya hemos dicho u qe eestamos a al cabeza de Europa, pero en números, esto supone nada menos que el 1,22% del Producto Interior Bruto (PIB) del país –algo más de lo que está previsto se reduzca el PIB el próximo ejercicio 2009-. Esa falta de cultura laboral se explica según el informe porque el español tiene el trabajo como un castigo y no se siente implicado en el proceso laboral. El sector industrial es el que más se ve afectado por esta circunstancia, seguido del de servicios, que ha experimentado un claro incremento en los últimos años: se ha pasado de 69 horas anuales de absentismo en 2002 a 80 horas en 2007. Otra curiosidad, la construcción es la que menos absentismo registra en España.

Todo esto nos lleva a una consecuencia lógica, somos menos productivos que la media europea y nos va a costar más retomar el impulso que necesitamos para salir de esta crisis. La vía de escape la encontramos en las empresas de base tecnológica, aquí se contrarrestan estas cifras y es que en ellas se aplican políticas laborales distintas a las tradicionales como la flexibilidad de horarios, y por estar compuestas por equipos de trabajo jóvenes y dinámicos según el informe de Winterman. A decir verdad, estos datos corresponden al mes de abril de este año y se ha percibido un cambio en la tendencia. A mes de noviembre, el Barómetro Egarsat del Instituto de Estudios Laborales de ESADE sobre valores y comportamientos frente al absentismo laboral nos desvela que la crisis ha reducido esta práctica considerablemente ante el temor a perder el puesto de trabajo. Como ya se ha dicho, es una cuestión de principios.

Publicado en el diario Negocio